domingo, 12 de mayo de 2013

HONORIO CARDASO


Mango y Benetton sangran

Honorio
Quienes crean parados aquí, matan a trabajadores allí:
¡Trabajadores DEL MUNDO ENTERO, uníos!
Hace unos días se contaban 370 muertos, sepultados en las ruinas de un edificio comercial de 8 plantas de Bangla Desh que albergaba otros tantos talleres de confección textil con un total de 3.000 trabajadores, mujeres casi todas. El edificio amenazaba ruina, pero se obligaba a los operarios a acudir a su trabajo. Ahora buscan a los propietarios del edificio y de los talleres para procesarlos; hay un español, David Mayor, entre los responsables del desastre.
Por su parte, los trabajadores bengalíes han salido a la calle y gritan contra la explotación de que son objeto por parte de los gurús de la economía mundial.
Del edificio derrumbado salían prendas de vestir con la firma de Benetton, Mango, Primark, a los comercios más “in” y más a la moda del mundo mundial, amasados con el sudor y ahora con la sangre de esas más de 370 operarias y operarios aplastados bajo los escombros. Mírenselo bien, los que lleven prendas de esas marcas, a lo mejor les han llegado empapadas de sangre humana…
No pasa nada, es la tan traída y llevada “deslocalización”, es decir, el traslado de las empresas desde los países desarrollados del primer mundo hasta los del tercer mundo en los que la mano de obra resulta mucho más barata, la fiscalidad mucho más llevadera, y los trabajadores más sumisos e inermes ante los abusos del empresario.
Hace apenas unos años, esas mismas empresas trabajaban en Cataluña, Madrid y otros lugares del estado español. Pero los mismos empresarios y los pocos o muchos políticos españoles corruptos que ahora dicen sentirse apenados por los más de 6 millones de parados que tenemos en nuestro país maniobraron para que estas empresas se fuesen a Bangla Desh, a China, a Europa del Este. Precisamente estos últimos días se ha acusado a políticos catalanes de nombres hasta ahora respetados de haberse beneficiado ilegalmente de operaciones de deslocalización como la que comentamos de Bangla Desh, Mango y Benetton. ¿Les suena a ustedes quizá una historia relativa a Yamaha y su marcha de Cataluña a no sé qué otro país, ligada al ilustra apellido Pujol? ¿Les suenan quizá historias de un filántropo gallego y su empresa Zara, y del trato que se daba a los obreros/as en talleres bajo su mandato en Brasil y Bolivia?
O sea que lo del paro no es exclisivamente consecuencia de la crisis, es el fruto de operaciones financieras, algunas de ellas muy turbias, cuyo objetivo era suprimir empleos en nuestro país y contratar trabajadores mucho más baratos e indefensos a miles de kilómetros de aquí. Van a tener razón los que dicen que los seis y más millones de parados son un efecto colateral, sino un propósito y un objetivo número uno de los especuladores financieros y de los políticos corruptos, que luego, para más desfachatez, se llenan la boca con homenajes a sus patrias respectivas y sus benderas, senyeras o ikurriñas..
Y ahí están los resultados. El empresario español David Mayor, en paradero desconocido, es buscado por la policía de Bangla Desh para ser procesado por el hundimiento del edificio de Bangla Desh, y podría ser condenado a cadena perpetua en aquel país.
Aunque no faltan comentarios que apuntan a que los culpables de la muerte de más de 370 bengalíes en ese edificio tienen las espaldas bien cubiertas y están muy bien relacionados con las autoridades de aquel país del subcontinente indio.
En estas estamos, a 1 de Mayo de 2013: el mercado de trabajo de nuestro país volverá a animarse, habrá empleo suficiente, el día en que nuestros derechos laborales se rebajen y rebajen sus reivindicaciones al nivel de los trabajadores de Bangla Desh, de Manila, de Vietnam, de Indonesia.
Porque todavía en este 1 de Mayo de 2013, el poder político prefiere proteger a toda costa los caprichos de los capitalistas, antes que tutelar los derechos más elementales de los trabajadores.
No hay más remedio que producir el milagro aquel que soñaba Marx: “Trabajadores DEL MUNDO ENTERO, uníos”. O el de Jesús de Nazaret: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Pasando por encima, borrando todas las fronteras.
No hay más remedio que poner en marcha una legislación laboral para los trabajadores de todo el mundo.

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